Unidad 3
Queremos ser felices
3.1 La Felicidad según los modelos actuales.
3.2 Jesús nos invita a ser felices a través de los vínculos.
3.3 La Felicidad como una construcción comunitaria y proyecto de Dios para la humanidad.
‘Los hombres no tienen más que un fin: el de llegar a ser felices’
(Aristóteles).
‘La fuente de todo bien es ubicar la felicidad allí donde se encuentra,
buscarla donde no está, es fuente de todo mal’
(Bossuet).
“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.”
(Benjamín Franklin)
La felicidad es un trayecto
Un hombre de negocios de vacaciones, estaba en el muelle de un pueblecito caribeño cuando llegó un pequeño bote con un pescador.
Dentro del bote había varios peces de buen tamaño. El empresario elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó si había tardado mucho en conseguir aquella pesca.
El pescador respondió que muy poco tiempo.
El empresario volvió a preguntar porqué no permanecía más tiempo y sacaba mas pescado.
El pescador le dijo que tenía suficiente para satisfacer las necesidades de su familia, a lo que el empresario volvió a preguntar ¿Y qué hace usted con el resto de su tiempo?
El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hecho la siesta con mi señora María, voy por las noches al pueblo donde tomo alguna copa y veo a mis amigos, tengo una vida "placentera y ocupada".
El empresario le replicó, vera, buen hombre, yo podría ayudarle.
Debería emplear mas tiempo en la pesca y con los ingresos demás, comprar un barco mas grande, con los ingresos del barco mas grande podría comprar varios barcos y eventualmente tendría una flota de barcos pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podría hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir su propia procesadora. Debería controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Debería salir de este pequeño pueblo e ir a La Capital, donde manejaría su empresa en expansión.
El pescador entonces le preguntó, - ¿Pero, cuánto tiempo tardaría todo eso?
A lo cual el empresario le respondió, "quizás entre 15 y 20 años".
"¿y luego que?"
El americano se río y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegase la hora podría vender las acciones de su empresa. Se volverá rico, tendrá muchos millones.
"Ahhh, muchos millones ...y; ¿luego que?"
Dijo el empresario. "Con todo eso se puede retirar. Mudarse a un pueblecito en la costa donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, ocuparse de sus hijos, echarse la siesta con su mujer, acercarse por las noches al pueblo para tomar algo y hablar con los amigos".
El pescador respondió: "¿Y no es eso lo que tengo ya?"
La felicidad, es un trayecto, no un destino.
Anónimo
La búsqueda Incesante de la felicidad
Hay un anhelo, una ferviente esperanza que consume las energías de vida de muchos hombres: ser feliz. En la convivencia humana se multiplican los augurios de felicidad de unos hacia otros: las canciones, los posters, los refranes populares, a menudo expresan esta búsqueda de no fracaso, de sentido y bienestar. El hombre vive amenazado por la sombra de la infelicidad y se mueve en la vida de acuerdo a la imagen que tiene del camino hacia la felicidad. Generalmente se observan varias imágenes a las cuales se asocia esta esperanza de ser feliz.
Para muchos ser feliz es tener todo lo que uno desea, darse todos los gustos, alcanzar un bienestar económico, lo que se dice “un buen pasar”. La felicidad está en tener acceso a lo que no es tan necesario en sentido estricto, pero es deseado y anhelado. Es un concepto materialista de la vida: tener es ser feliz.
Para otros la felicidad está ligada solamente al nivel emocional o afectivo de la persona: ser feliz es sentirse bien, no tener mayores dificultades, esquivar o negar el dolor. El ideal es llegar a una tranquilidad de vida sin alteraciones.
La felicidad es más un estado de ánimo que un proyecto para la existencia.
Algunos sostienen también que la felicidad hay que leerla en clave de triunfo/fracaso: ser feliz es ser un triunfador, alcanzar el pedestal de lo que sea: “ser alguien”, “tener un nombre”,”ser reconocido”, hace que la vida valga la pena.
Es fácil observar también que el modelo de felicidad más corriente entre los hombres, transmitido y prometido por los medios de comunicación, tiene una característica: ser feliz es una cuestión individual, de “hacer la mía”, de “sálvese quien pueda”. A lo sumo esta búsqueda puede extenderse a desear la felicidad de la pareja, el núcleo familiar y los parientes. Pero generalmente allí se detiene. No es común presentar la felicidad ajena como una fuente de la cual brota la propia felicidad.
La Felicidad incompleta
La experiencia de vida del hombre queda muchas veces impresa en las frases que con frecuencia se utilizan para describir la realidad. “El dinero no hace la felicidad”, “no hay felicidad completa”, y otras expresiones nos están diciendo que todas las búsquedas humanas de un para qué vivir, se topan a menudo con serias dificultades: cuando los que identifican la felicidad con la salud reciben la estocada implacable de la enfermedad; cuando los que creen que ser feliz es sentirse bien son zarandeados por la inestabilidad de los sentimientos o la experiencia del dolor; cuando los que ponen su esperanza en el dinero son visitados por el amargo sabor de la insatisfacción, o toman conciencia de que la felicidad no se puede comprar.
Los famosos ven escaparse la alegría de las manos cuando la vejez les apaga los talentos. La misma sociedad se encarga muchas veces de “usar" a una persona cuando está en el esplendor de sus capacidades y de tirarla a la basura cuando ya no le sirve. Por otra parte, la habitual convivencia con imágenes falsas o incompletas de felicidad, muchas veces debilita la capacidad de reacción.
Las propuestas de vida superficiales, materialistas o consumistas, maquilladas de felicidad, producen frecuentemente una evasión frente a las cuestiones más de fondo de la vida humana y una falta de reacción frente a la injusticia. Los más pobres a menudo anhelan también una felicidad asociada a la riqueza y la fama, aumentada por el punzante dolor de la miseria. Nos dicen los Obispos del Brasil: "Los medios de comunicación social proyectan con sofisticación la imagen de una sociedad consumista que estimula a la gran mayoría a gastos por encima de sus posibilidades, exacerbando un sentimiento de frustración que aumenta la agresividad” (Fraternidad sí violencia no 1). No siempre el hombre se da cuenta de que le inyectan un veneno mortal disfrazado de vitaminas.
No pocas veces aparecen también algunos ideólogos a modo de “profetas de la felicidad”, prometiendo un futuro tan paradisíaco que parece divorciado del presente, y que puede ser obtenido tan sencillamente que a uno le suscita la pregunta: ¿Por qué no se aplica ahora mismo? ¡Estamos tan cansados de palabras!
La frustración, la insatisfacción, el sin sabor aparecen amenazantes cuando la felicidad depende de ideales que centran al hombre en sí mismo. Aun cuando los ideales sean humanamente legítimos, moralmente rectos, si carecen de una mirada trascendente, parece no llenar la sed de plenitud que llevamos adentro.
Marcelo Ciaramella
Sacerdote Nazareno
Para reflexionar:
Hace muchísimos años, vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacia ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo. Muchos reyes envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano.
Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir.
Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz. Un día llego ante él un niño y le dijo:
Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz. ¿Por qué no me enseñas que debo hacer para conseguirlo?
El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo:
A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.
El primer paso, es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida, y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas las cosas que tienes.
El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar:
yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer:
Este paso se llama alta autoestima.
El tercer paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama motivación.
El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.
El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, perdona y olvida.
El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor.
Si vienes, por ejemplo a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. (Antoine de Saint Exupéry)
Una persona feliz no es alguien en una determinada serie de circunstancias, sino más bien alguien con una determinada serie de actitudes. (Hugh Downs)
El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.
Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera, puedan ser felices.
3.2 Jesús nos invita a ser felices a través de los vínculos.
3.3 La Felicidad como una construcción comunitaria y proyecto de Dios para la humanidad.
La Felicidad Evangélica
Jesús no desconocía los anhelos del corazón humano. Él era Dios y por lo tanto conocía a fondo el ansia del hombre de llevar su existencia a buen puerto. Él era también hombre y experimentó en carne propia los límites de la vida humana, sus angustias y esperanzas. Por eso, Jesús subió al monte como un nuevo Moisés a proclamar anticuada la alianza y a sellar una Nueva Alianza con su Pueblo.
Dios no se mantuvo ausente frente a la necesidad del hombre y conocía bien el desorden producido por el pecado.
La felicidad que Jesús nos anuncia no puede ser mirada con ojos humanos, ni analizada a la luz de la lógica racional. La felicidad comienza en la conversión al Dios vivo como modo de realización de una existencia plena de sentido. Para ser feliz hay que vivir y permanecer en el amor, recibir con un corazón abierto el misterio del Amor de Dios que desborda su propio ser y se derrama en los que se convierten sinceramente. “Es necesario recordar las palabras del Señor Jesús: la felicidad está más en dar que en recibir”. (Hech 20, 35).
Catecismo de la Iglesia Católica
Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos.
EL DESEO DE FELICIDAD
Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Este deseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer:
Ciertamente todos nosotros queremos vivir felices, y en el género humano no hay nadie que no dé su asentimiento a esta proposición incluso antes de que sea plenamente enunciada (S. Agustín, mor. eccl. 1, 3, 4).
¿Cómo es, Señor, que yo te busco? Porque al buscarte, Dios mío, busco la vida feliz, haz que te busque para que viva mi alma, porque mi cuerpo vive de mi alma y mi alma vive de ti (S. Agustín, conf. 10, 20.29). Sólo Dios sacia (S. Tomás de Aquino, symb. 1).
Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de los actos humanos: Dios nos llama a su propia bienaventuranza. Esta vocación se dirige a cada uno personalmente, pero también al conjunto de la Iglesia, pueblo nuevo de los que han acogido la promesa y viven de ella en la fe.
"Jesús anuncia y hace presente el Reino de Dios"
¿Qué predicaba Jesús? ¿De qué hablaba? Jesús empieza a hablar no de sí mismo o simplemente de Dios sino afirmando como buena noticia la llegada de Reino de Dios: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca: conviértanse y crean en el Evangelio”. (Mc. 1, 15)
El Reino de Dios es por lo tanto el tema central y lo único que interesa anuncia a Jesús, el mismo reconoce que para eso ha sido enviado por Dios: “Debo anunciar también a las otras ciudades la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso fui enviado” (Lc. 4,43)
El Reino de Dios se hace presente en Jesús.
Jesús hace presente con sus palabras y obras el Reino de Dios. Para explicarnos como era ese Reino se valió de muchas historias o narraciones breves en forma de Parábolas. Compara el Reino de Dios a un sembrador, a un banquete, a un comerciante que busca tesoros, a un amo del campo que separa la cizaña del trigo, etc.
Pero no sólo fueron palabras, también lo hizo presente con su vida: aceptando a todos por igual, enseñando a los pobres a ser compartidos, denunciando las injusticias que el veía, prefiriendo a los pobres y los humillados antes que a todos, curando el alma y el cuerpo de todo aquel que se le acercaba.
El significado del Reino en la predicación de Jesús.
La palabra Reino no tiene un sentido de algún lugar específico, como lo podemos entender. La palabra Reino tiene un sentido DINÁMICO: es la soberanía de Dios en ejercicio. Cuando confiamos en Dios totalmente, nos abandonamos a el, dejamos que su voluntad nos vaya guiando, ahí Dios ejerce su soberanía, ahí esta presente el Reino de Dios.
Para los judíos el Reino de Dios, era el derrocamiento del imperio romano y la venida de un Rey mas justo que diera poder a los israelitas. Pero Jesús anuncio un Reino donde la justicia es lo importantes, no la justicia de dar a cada uno lo suyo, sino la justicia que consiste en defender al que por sí mismo no puede defenderse: el pobre, el débil, el huérfano, la viuda… Por eso Jesús dice: “Felices los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios” (Lc 6, 20)
El Reino de Dios como camino de Felicidad
Podemos concluir que el Reino que Jesús anunció equivale a la felicidad que ofrece a cada hombre y a la humanidad entera. ¿Qué pasaría si todo mundo viviéramos de acuerdo al Reino de Dios? ¿Qué pasaría si en nuestra forma de ser sólo el amor tuviera cabida? Definitivamente sería un mundo diferente, un mundo lleno de Dios. Por esto mismo, la URGENCIA de anunciarlo y hacerlo presente sigue prevaleciendo hasta nuestro días. Jesús empezó, pero necesita mas obreros dispuestos a entregar su tiempo para la construcción de este Reino y promete a cambio solo una cosa: la felicidad (vida eterna).
Las exigencias del Reino
El Reino de Dios inaugurado por Jesús es el valor absoluto de nuestra vida. Es el tesoro escondido por el que hay que dejar todas las cosas.
La conversión es la respuesta al mensaje de Jesús sobre el Reino. No se trata solo de una conversión de corazones (cambiar mi mentalidad, el propio yo), sino también un cambio en nuestras relaciones con los demás y de las estructuras sociales que provocan los signos del anti-reino: explotación, hambre, guerra, marginación, etc. La conversión no es otra cosa que el paso del egoísmo al amor
De la conversión se desprenden muchas actitudes concretas: confianza filial al Padre, amor a los pobres, sencillez del niño, espíritu de servicio, humildad y mansedumbre, rectitud de corazón, pobreza, etc.
En la oración del Padre Nuestro decimos "venga a nosotros tu Reino": Construyamos el reino de Dios en nuestro ambiente haciendo presente los valores de la paz, la justicia, la verdad y el amor.
Texto para la oración personal: Lc 12, 15-21
Jesús les dijo: “Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida del hombre no está asegurada por la riquezas”.
Les dijo entonces una parábola: ‘Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: ‘¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha’. Después pensó: ‘Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?’. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios”.
•Ejercicio de memoria: ¿Cuáles son los bienes que he recibido en la vida? ¿He sufrido privaciones?
•Ejercicio de evaluación actual: ¿Cuál es mi actitud ante los bienes materiales? ¿Tiendo a la avaricia o a la generosidad? ¿Tengo sensibilidad hacia los más pobres? ¿Qué hago por ellos?
•Ejercicio de proyección: ¿Qué propósito concreto tengo para desprenderme de lo material y adquirir más libertad interior? Propósito de ayudar a un necesitado: que sea el ‘rostro sufriente de Jesús’ “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo . Trabajo Práctico n.8:
Tema: Nuestros momentos felices …
Fecha de presentación: …../…../
Hemos recorrido una gran parte, donde hubo muchos momentos vividos de varias maneras: personales, familiares, grupales. La memoria nos lleva a recordar cumpleaños de quince, salidas en grupos, momentos de estudio, recreos, charlas, algún video casero dándole alegría a alguna actividad escolar, voluntariado…etc
Este recordar nos hace sentir y volver a vivir esas sensaciones que nos han llenado el corazón y que permanecen en él.
Propongo en este trabajo realizar un Power Point o un video con estos momentos felices.
Diseño: se deja a la creatividad de cada grupo. (ejemplo: título, fotos, videos, canciones , frases, imágenes etc).
Tiempo: 5’ aprx. (para que se pueda compartir en clase). Grabarlo en un CD o Pen Drive.