DIOS SALE A NUESTRO ENCUENTRO EN LOS SACRAMENTOS
Signos
y símbolos en la vida cotidiana.
Hoy en casa descubrirnos un tesoro.
Mariela vino alborotada contando que en una vidriera de la calle 8 de
Octubre había visto una mesa preciosa de cárnica, para cambiar la del comedor
diario. Los ojos de mamá se llenaron de sorpresa y yo, sin poderme controlar,
empecé a defender "la mesa de la abue-la.
A quien se le ocurre cambiar una mesa sin historia, por aquella mesa
llena de recuerdos, que aún hoy nos hace presente la abuela.
La mesa es lo único que tenernos de ella; tiene la calidez, los altos y
las arrugas
de la abuela.
Sus alas laterales, cuando las abrimos, parecen sus brazos extendidos
intentando
abrazarnos. Muchas veces mamá nos contaba corno la mesa los veía
crecer; tantas tar-des de deberes, tantos días de lluvia con tortas fritas y
lotería, y cuando eran pocos ju-gando a la escoba de quince.
Cuántos recuerdos encerraba la mesa. Los domingos la abuela, inclinada
sobre
ella, la cubría de masa de tallarines que preparaba para todos. A las
doce cuando
llegábamos, se vestía con mantel de fiesta, y nosotros la rodeábamos
con risas y
juegos.
La mesa en casa es presencia de la abuela, y hoy juntos descubrimos la
alegría
de saber que esta mesa para nosotros es única y ninguna podría
sustituirla por más linda que sea.
a) Intentamos mirar e imaginar la mesa por fuera. Color, forma, tamaño
b) Tratamos de mirar la mesa por dentro. Que significaba para la
familia
A
todas las cosas y al mundo entero lo podemos mirar de dos maneras. Desde fuera
ve-mos solamente su utilidad, el uso, su aspecto exterior, etc. Desde dentro
cada uno podrá descubrirle otros significados que nos evocan y recuerdan
personas o sucesos pero que a la vez nos los hacen presentes. De algún modo
estos objetos guardan la vida de las per-sonas que convivieron con ellos. Cada
objeto es un tesoro porque encierra dentro de él recuerdos de los cuales hemos
testigos y hoy los hace presentes y nos da fuerzas para proyectarnos en nuestra
vida.
Un
regalo también es el recuerdo del cariño y nos evoca quien lo regaló y lo que
siente por nosotros.
La
mesa, vista de esta manera, deja de ser un simple objeto para transformarse en
signo de la presencia de una persona (abuela) y de momentos compartidos.
Estos
objetos son importantes porque
• Recuerdan
• Hacen presente
• Dan fuerza en la vida
La
mesa guarda silenciosamente toda esta riqueza; muchos pasan per al lado de
ella, mirando sin ver todo el tesoro que ella encierra.
Todo
lo que es vida está impregnado de esta triple dimensión. Debemos educar a
nuestros ojos para ver más allá de lo
que muestran por fuera las cosas.
• Cuando ciertos objetos, sin dejar de
ser lo que son, señalan otra realidad distinta, se convier-ten en signos y
adquieren una función sacramental. Por ejemplo, la bandera de una nación no se
reduce a una tela pintada sino que evoca
el país con su paisaje, su historia y su gente. Es signo de la nación y por eso
tiene carácter sacramental. El abrazo trasciende el encuentro de dos cuerpos
para ser signo del amor, la mano que se estrecha, es signo de amistad, del
encuentro. EL rosario de la primera comunión de mi madre tiene un significado
sagrado pues me hace presente su cariño y
su oración. En un sentido muy general, todo sacramento es la
manifestación sensible de una realidad invisible. Es la expresión externa de
una intimidad. A través de la materia que vemos o tocamos, pasamos a otro nivel
del ser que se palpa con el alma. El retrato de un amigo, la silla que ocupaba
el abuelo... todo eso va removiendo recuerdos dormidos y revive presencias que
nunca se fueron y que quedaron ahí calladas esperando el toque sagrado del
signo para volar.
• En la vida humana hay situaciones
particularmente importantes que condensan un significado conmovedor. Son
momentos que hacen sentir que la vida trasciende. Acontecimientos como el
nacimiento de un hijo, la iniciación a la vida, el compromiso matrimonial, la
dolorosa experiencia de una enfermedad y la muerte, son momentos de gran
intensidad existencial que marcan al hombre. En todas las culturas, aún las más
primitivas, esos acontecimientos se han envuelto en la solemnidad de ciertos
ritos que expresan una relación misteriosa con el origen trascendente de la
existencia y les dan un carácter sagrado. Son verdaderos sa-cramentos naturales
de la vida.
Leemos. Mt 28, 18-20
¿Qué
nos promete Jesús?
¿Qué
es lo que he recibido?
Jesús
promete su presencia siempre con nosotros y tiene poder para realizar signos
que nos acerquen a Dios.
Jesús
hoy sigue dando la vida de Hijos de
Dios, alimentando, perdonando, consolando, dándonos bendiciendo, uniendo a través de los
Sacramentos
Los
Sacramentos
Al hablar habitualmente de los sacramentos nos referimos a:
Nacimiento:
Sacramento del Bautismo.
Es
el primer sacramento que celebramos, y por él nos integrarnos a la familia de
los hijos de Dios, participando en la vida de la lglesia.
Ruptura:
Sacramento de la Reconciliación.
Todos
vivimos la experiencia de pecado que es la ruptura, con conciencia de culpa,
con los otros y con Dios. Este sacramento permite vivir la experiencia del
reencuentro en abrazo del perdón.
Alimento:
Sacramento de la Eucaristía.
No
existe la vida sin alimento que nos nutre y nos permite crecer. La Eucaristía
es
la
celebración de la entrega de Jesús que se nos brinda corno alimento de nuestra Fe.
Compromiso:
Sacramento de la Confirmación.
Hay
un momento de la vida del joven, donde están en juego sus opciones, su futuro,
su lugar en la sociedad.
La
confirmación es el sacramento de la madurez cristiana que hace explícito él
compromi-so de seguir a Jesús desde las opciones de cada uno, fortalecidos y
orientados por el Espíritu Santo.
Amor:
Sacramento de Matrimonio.
El
hombre y la mujer sienten dentro de sí la necesidad de unir sus vidas per amor.
El
sacramento del matrimonio explicita la presencia de Dios en ese amor, y se
comprome-te con ellos a vivirlo.
Servicio:
Sacramento del Orden Sagrado.
Las
personas necesitamos enlazar nuestras vidas a Dios. Nuestros hermanos
sacerdotes son esos "puentes" que hacen posible esa unión. El
sacramento del Orden Sagrado es la consagración de estas personas a Dios, y al
servicio de la iglesia y de todos los hombres.
Enfermedad:
Sacramento de la Unción de los Enfermos.
Muchas
veces por la enfermedad, el hombre y la mujer caen en la cuenta de su
limitación. En el sacramento de la Unción de los Enfermos, Dios nos manifiesta
su amor dándonos fuerza para vivir el dolor con paz y esperanza.
Bibliografía: Los sacramentos de vida, Leonardo Boff
Resplandor de una presencia, Alfonso Vergara